Y vivir como si el tiempo nos debiese algo, como si fuese nuestro, exigiéndole al contado lo que nos pertenece. (Karmelo C. Iribarren)
Desenfoque en la mirada, serena tibieza en el pulso, voces que orbitan, la ilusión de ralentizar la inexorable cuenta regresiva, la ausencia de duda, la certeza de que no cabe postergar la vida.