viernes, 27 de noviembre de 2015

Vibración



Estar sentado el menor tiempo posible; no dar crédito a ningún pensamiento que no haya nacido al aire libre y pudiendo nosotros movernos con libertad, a ningún pensamiento en el cual no celebren una fiesta también los músculos. [...] La carne sedentaria […] es el auténtico pecado contra el espíritu.

 (Friedrich Nietzsche,  “Ecce Homo”).







Asistió a la luz crepuscular que preludiaba el orto, respiró los contornos acerados de las cumbres, acarició el profuso bosque que guarnecía el valle, y cuando las nubes volanderas se entretejieron con su piel sintió acrecentarse la llama que alentaba su pecho.

Durante toda la jornada caminó con fruición, inasequible a los arañazos del agotamiento. No iba en pos de una identidad, siempre contaminada por la obligación social de ser alguien, sencillamente deseaba destilar lo esencial, descartar lo irrelevante, integrarse en el flujo de la vida.

Ya en penumbra, cuando  todo quedó reducido a una impresión, a un rumor de fondo, a una intuición que denominó la vibración de lo eterno, y que para ella carecía de cualquier connotación religiosa o mística, sumida en un sereno estado de clarividencia, las preocupaciones que hasta entonces la acechaban se le antojaban infundadas, y tuvo la certeza de que nada de lo que había temido podría sucederle...



lunes, 16 de noviembre de 2015

Espejismo

"Mira el paisaje por la ventanilla, los campos hostigados por la sequía, la reverberación del sol en la autopista, el ritmo que pautan los postes de telefonía, el norte acercándose con lentitud, desvelando que quizá no es más que otro espejismo, la línea de un futuro inalcanzable".

(Sara Mesa "Cicatriz")







Contempla el cielo que, diáfano  bajo la influencia de los vientos alisios, se le ofrece inmenso y pleno.

Se pregunta por qué tantos miran sin ver. Víctimas que repercuten el daño, obcecados en su búsqueda estéril, prisioneros del hábito, nunca hallan, ni hallarán. Erraron al señalar la causa de su desasosiego, marraron en el camino escogido, ocultando transitoriamente un vacío vertiginoso cuya existencia se niegan a enfrentar, pero que se manifiesta ineluctable. Ignoran que ya están inmersos en la vida;  la ausencia de perspectiva les impide comprender la conveniencia  de abrir el plano, de intentar una comprensión global. Para ellos no sirven las cartas de navegación o las balizas que, desde el inicio de los tiempos, dejaron otros.

Padecen un deseo que  remite a la acción pero que, resulta paradójico, asfixia e inmoviliza al sujeto hasta anularlo, sin más expectativa ya que diluirse en la alienación  o constatar con desesperación, demasiado tarde,  tras alcanzar la idealizada meta vital, que ésta carece de significado, si es que realmente lo tuvo alguna vez. Un desenlace atroz, cuando no resta espacio para rectificar el rumbo.

El bullicio de unos niños que juegan en las inmediaciones la aparta de sus pensamientos. Comprueba una vez más la pantalla del móvil, sin signo alguno de actividad. Retira la tapa trasera del mismo y extrae la tarjeta SIM. Después de inutilizarla partiéndola en dos, la arroja a un contenedor. Selecciona en el dispositivo algunos temas musicales que la acompañarán esta noche, que ya se anuncia en el relente bajo un cielo cárdeno...



lunes, 2 de noviembre de 2015

Generación Pusilánime


Bret Easton Ellis (1964-), el controvertido autor de "Menos que cero", "American psyco", "Los confidentes" o "Luna Park" entre otros títulos, ha acuñado el término "Generación Pusilánime" que sería de aplicación a gran parte de las personas nacidas en la era de internet. Ellis, que se define a sí mismo y a sus coetáneos como constituyentes de una generación profundamente pesimista e irónica, considera que la juventud actual, como consecuencia sobre todo de la educación recibida, de la crianza por el mero hecho de existir en una crisálida de halagos, ha desarrollado una hipersensibilidad en diferentes aspectos, especialmente a la crítica.

Pero resulta inevitable, todo el mundo ha de toparse con el lado oscuro de la vida, que tan profusamente ha plasmado el autor en sus novelas: a alguien no le gustas, o no le gusta tu trabajo, alguien no corresponde a tu cariño... Y la gente se muere. Encontraríamos así una generación muy segura y positiva cuando las cosas marchan bien, pero paralizada y derrotada por los contratiempos, incapaces de reaccionar incluso ante sucesos banales, que las personas nacidas décadas atrás afrontan como inherentes a la vida. Aplicándoles un término en boga procedente de la Psicología, que ya se ha ocupado de estas cuestiones, carecerían de resiliencia.