lunes, 5 de diciembre de 2016

Proximidad






A Mar, agradeciéndole la colaboración con su magnífico dibujo.



El camarero manipuló el grifo de la cerveza y la espuma comenzó a crecer sobre el líquido dorado, produciendo a causa de la presión un burbujeo errático que cautivó su atención durante un breve lapso.

Giró el taburete en el que estaba sentada y, apoyando los codos en la barra, contempló a los numerosos clientes del establecimiento; sobre el murmullo de sus conversaciones susurradas, el sonido nítido que fluía a través de un excelente equipo, impregnando el local de una atmósfera intimista acompasada con la cadencia melancólica de la música.

Paseó su mirada  por las mesas, dedicando una buena porción de tiempo a cada una.  Concentrados en sus respectivas charlas, nadie le prestaba atención, lo que le permitía demorarse en la observación más de lo que hubiera resultado prudente en otras circunstancias.

Confidencias a media voz, la ilusión de estar en sintonía reflejada en los gestos, unos ojos que proporcionan un precario cobijo donde guarecerse y reponer fuerzas.

Tan idílico panorama no pudo superar el escrutinio de su lucidez, casi podía ver flotar en la sala las partículas fosforescentes de egocentrismo, prejuicio, cinismo, desconfianza, fingimiento... 

Quizá era el efecto de asomarse a otras vidas  con una curiosidad aséptica, cuasi científica, que nunca flirtea con el chismorreo.

Y también está el recuerdo remoto de su pulso, desbocado en otro tiempo, y el tacto áspero del interior  de su piel tapizado de cicatrices...

domingo, 20 de noviembre de 2016

Sintonía de La víspera del infinito (rne)



Gracias a la pista que me proporcionó Petonen, tras revisar los primeros trabajos de la banda, finalmente he podido localizar el origen de la sintonía del programa de rne "La víspera del infinito".
En concreto, se trata del comienzo del tema "Atom Heart Mother" del LP del mísmo título editado en 1970 por Pink Floyd. Sé que muchos seguidores del programa compartían nuestra curiosidad, por tanto: misterio solucionado...


miércoles, 16 de noviembre de 2016

Lauren Mendinueta





Así pasan los años

Pasan los años,
y aunque la vida me acusa de inmovilidad,
también yo he viajado.
Como una partícula de polvo
he revoloteado por la casa y me he prendido a los libros.
Como un insecto he reposado a la orilla de las acequias,
o simplemente he sido una mujer que de tarde en tarde
he mirado hacia el mar
buscando barcos olvidados por la neblina
y que vuelven a la memoria,
sin esperanza distinta de la muerte.


El dominio

Me asomo a la tarde, miro las nubes de soslayo,
desplazándose vistas y exaltadas sobre el pico de la montaña.
Se deslizan hacia el olvido de la mirada,
hacia el coro urdido por el silencio, o más allá.
En esta cárcel, mi condena,
la muerte está sentada al otro lado de la salida.
No me abandonará por ahora,
ella seguirá presa en mí, mientras afuera llueve
y el recordado azul del cielo, se vuelve agua en los cristales.


(Lauren Mendinueta,  La Vocación Suspendida, Point de Lunettes, España, 2008) 

viernes, 11 de noviembre de 2016

Afortunada


Actúa de la manera en la que te gustaría ser y pronto serás de la manera en la que actúas.

Aunque estoy convencido de que nada cambia, para mí es importante actuar como si no lo supiera.

(Leonard Cohen)







Se detuvo unos instantes en el collado, cerró los ojos y se concentró en paladear el viento del norte que,  gélido y directo como el golpe de una daga, azotaba la escasa vegetación. Se preguntó a cuántos amaneceres como aquél podría asistir. Con suerte, a un puñado de inviernos más, que en  el mejor de los casos representaban una cifra modesta. El de hoy, ya es mío, el próximo es una mera hipótesis de trabajo, pensó.

A través de los párpados apretados notó el fogonazo aloque del orto. Un escalofrío le hizo tomar conciencia de que estaba aterida. Dio media vuelta y complacida por su buena fortuna inició el descenso hacia el valle que, hospitalario, se ofrecía a envolverla en la calidez de la vida...



¿Cómo evitar el simulacro,
cómo vivir sin desvivirnos?
Surcan los días por tu vientre.
Somos el tiempo que nos queda.

José Manuel Caballero Bonald

domingo, 23 de octubre de 2016

Lavado


Pobre Sasha.  Pobres chicas. El mundo las engorda con la promesa de amor. Cuánto lo necesitan y qué poco recibirán jamás la mayoría de ellas [...] Y luego les arrebatan sus sueños con una fuerza violentísima.

Emma Cline "Las Chicas"







Salió al exterior y alzó la vista hacia el cielo que, turbio e impasible, arrojaba por los portillos un aguacero inclemente. Se ciñó la capucha, ajustó los cierres del anorak y comenzó a caminar con paso vivo.

Tiempo después se detuvo con la mirada fija en los guijarros del sendero, brillantes, lavados por el agua. Alrededor de sus pies discurría alegre y juvenil un arroyo recién formado por la precipitación. Respiró hondo, se sintió ligera y llena de energía, con la impresión hiperrealista de que toda la roña acumulada durante la pasada semana abandonaba su cuerpo y se deslizaba ladera abajo arrastrada por la corriente.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Bálsamos




Al final de la carretera vislumbró, diluidas en un espejismo provocado por el calor, unas construcciones precarias que  parecían constituir un pequeño núcleo habitado. Apretó el paso anhelando poder descansar cuanto antes.



Acallado el resuello producido a consecuencia del repecho final, resguardada bajo la única sombra existente junto al  bar de la plazoleta, contempla a un individuo que camina, seguido muy de cerca por un mugriento perro.  

Le resulta difícil estimar su edad,  por lanzar una conjetura apuesta que bordea los sesenta. Porta una mochila de lona, y por atavío  una camiseta de color indefinido rotulada con un eslogan borroso y un pantalón tejano; cubren sus pies unas botas de marcha cuarteadas y resecas. Recoge su pelo ralo en una coleta; Las zonas de su rostro que no oculta una barba silvestre, ofrecen un bronceado de tono cobrizo.

Cruza una breve mirada con el desconocido y la joven experimenta una sensación extraña e inefable, una suerte de revelación.

La escena, que se le antoja onírica y brumosa, abre en su imaginación un pasadizo que la sumerge en evocaciones y reflexiones habitualmente entorpecidas por el tráfago.


Acuden a su conciencia frases del diálogo perteneciente a una novela leída recientemente (1):

- Y eso que íbamos a cambiar el mundo.


- El mundo es como el clima [...]. No se puede cambiar. Ni moldear. Pero te moldea a ti.


Cuando abandona sus cavilaciones, ve al misterioso caminante alejarse.


¡El trago amargo de la lucidez!

Mientras busca un pasaje subrayado en un gastado libro reflexiona sobre la conveniencia de tener a mano bálsamos para calmar  el dolor de la certidumbre,  para aliviar el vacío...







(1)  "La isla de los cazadores de pájaros" (Peter May).


viernes, 5 de agosto de 2016

La victoria de cada día









[...] Y de la muerte qué decirte. Si estás vivo,
no tienes sensación de estar muerto, y si has muerto
no tienes sensación alguna. ¿Por qué entonces
ibas a preocuparte de la muerte? Vivir
cada mañana como un triunfo, una victoria:
ahí tienes el camino que conduce a la calma.
Tenemos que arrancar cada día del sueño
con el motor puesto a punto y la ilusión incólume,
recién lavados en la sangre de un dragón
al que hemos dado muerte con nuestras propias manos.
Mientras ese dragón hecho de oscuridad
vuelve a juntar los mil y un pedacitos
en que lo hemos trocado por unas cuantas horas,
hay tiempo suficiente para saborear
el triunfo de estar vivos.

Luis Alberto de Cuenca (Le jour sort de
 la nuit comme d'une victoire)

lunes, 25 de julio de 2016

Donde los escorpiones





Quien teme morirse se muere varias veces al día, todos los días de su vida. Quien no, se muere cuando le toca y ya está.

[...] hay un momento en la vida en el que uno acepta que todo cuanto es y tiene no pasa de ser una contingencia a la que tampoco hay que exagerar el apego [...]

Hace tiempo que opté por el estoicismo [...] No esperar nada, aceptarlo todo, no formular quejas más que contra ti mismo. [...] Evita frustraciones. Al final no está en tu mano garantizar que nadie, aparte de ti, te haga el menor caso.

[...] al menos logré parar el golpe. Si lo analizas, al final la vida es eso, casi todo el tiempo; o por lo menos la vida de aquellos que, por lo que sea, no nacimos para colmar las expectativas que los demás dan en poner en nosotros.

"Donde los escorpiones" (Lorenzo Silva)


miércoles, 20 de julio de 2016

Tendencias en Ciencia Cognitiva


Al levantar los ojos de aquel libro,
leyó el amanecer en un campo de nubes
que incendiaba la luz. Era el final del viaje,
casi el final de la novela [...]

(Fragmento de "Realismo" ,Luis García Montero)





Esbozando una sonrisa apartó a un lado la revista,  cuya cabecera  “Tendencias en Ciencia Cognitiva” le sugería algo relacionado con la moda o tal vez con la decoración, y se dedicó  a  la mera contemplación  hedónica de las numerosas personas que transitaban por la plaza, aventurando hipótesis, fundadas en impresiones fugaces, acerca de sus circunstancias, sin preocupación alguna por su verosimilitud.

Había estado repasando un artículo cuyo autor, entusiasmado por los resultados de su estudio reciente,   creía delectar una serie de conclusiones al amparo de las más modernas técnicas de resonancia magnética, plasmadas en numerosos gráficos en los que se mostraba  mediante puntitos brillantes y coloreados la activación de diferentes zonas del cerebro, y sin embargo adolecía de una bochornosa reiteración. Se trataba de una estrategia que había contaminado los procedimientos de la Psicología y que, lejos de remitir, amenazaba con destruir una tradición secular de buena praxis, un mar en el que los investigadores mediocres calaban sus redes indiscriminadamente a la búsqueda de cualquier tópico resultón al que aplicar sus dudosos procedimientos.

El destilado de conocimiento se resumía en  siguiente  “abstract”, por supuesto redactado en inglés, que siempre aporta un plus de enjundia: “Leer ficción fomenta la empatía. Los lectores pueden formarse ideas sobre las emociones, las motivaciones y las ideas de los otros y trasladar esas experiencias a la vida real”. “Los escritores no necesitan describir escenarios de forma exhaustiva, solo tienen que sugerir una escena y la imaginación del lector hará el resto”.
 
Tratando de olvidar la vacuidad pegajosa que impregnaba el  texto, se sumió unos instantes en el deleite que le producía saborear la cerveza, y durante un momento su mirada se cruzó con la de la joven patinadora que, esquivando a los viandantes en un alarde de pericia, abocaba la estrecha calle en dirección al puerto. 

Vidas constituidas por lecturas, por músicas, por anhelos, sin solución de continuidad con lo que el prejuicio define mediante el término “realidad”, la vida tangible presente en cada poro de aquella ciudad...


 

viernes, 10 de junio de 2016

Mariano. Cabaña Verónica








Con los ojos velados por la emoción, que se le desborda cuando reconoce su caligrafía, observa bajo el sol pleno de verano la placa adosada a la base del refugio.


 1983-2007

 Estoy porteando. Voy con el talkie a la escucha. El guarda C. V. Mariano.













Frente a la puerta cerrada, inicia un breve monólogo:

     - Te debía una, susurra.

    - Que no. Que no estoy llorando. Es el puto orujo. En su mano agita  una pequeña petaca de la que ha bebido un generoso trago en honor a su amigo, o tal vez para enfrentar el vacío y el silencio.

     - Quería venir antes, pero ya sabes…

     - Me enteré por las noticias. ¡Qué ironía! ¡Con lo que te gustaba a ti la notoriedad!
  
-    ¿Sabes? Al final te hice caso y acabé los estudios.

-   Sí. Ya sé que he engordado. ¡Gracioso! Pero hoy no tienes que cargar conmigo, así que no te quejes. Una tenue sonrisa se perfila en sus labios.





Sentada en el banco exterior  observa el pico mientras una ráfaga de aire fresco deshace un penacho de nubes que asciende lentamente, detrás de Horcados Rojos.

Se sirve dos dedos de licor y las imágenes de aquella mañana afloran como el agua de una surgencia:

Era el verano del año 2000. Tiene la certeza de la fecha: sus primeras vacaciones después de cumplir la mayoría de edad. El año anterior ya había propuesto su plan en casa, pero sus padres se opusieron de modo tajante.

- Tú sola, allí arriba. Ni hablar…

A punto de cumplir los diecinueve, con los ahorros obtenidos de su precario trabajo,  avalada por una amiga que perjuró que la acompañaría, pudo llevar a término su pequeña aventura.

Durante todo el día disfrutó del paisaje prístino, demorando el regreso hasta que la tarde comenzó a extinguirse. Cuando inició la marcha, tras un largo rato de inactividad, sintió un agudo dolor en el tobillo que al poco se acentuó haciéndola cojear de manera ostensible. Al parecer la torcedura sufrida horas antes, a la que no había prestado apenas atención, se había complicado.

En el desvío a Cabaña Verónica, un hombre apoyado en unas rocas al borde del camino la observa impasible mientras se aproxima: tiene un aspecto sereno, su rostro y sus brazos intensamente bronceados, la piel curtida por la intemperie. Por encima del cuello de su camiseta de un color desleído  aflora, como una vegetación indómita, una abundante y salvaje pelambrera blanca. Ocultan sus ojos unas gafas anti-ventisca de cristales redondos en cuya superficie espejada se refleja el paisaje lunar que los rodea. 

- Mal te veo para llegar al Cable antes de que cierren.

- He dado un traspié esta mañana y ahora  me cuesta caminar.

- A ver. Te echo un vistazo.

Sus manos ásperas y nudosas examinan con una suavidad paradójica el tobillo que  ella le ofrece con un rictus de aprensión.

- No parece serio, pero será mejor que guardes reposo. Puedes pasar la noche en el refugio y mañana veremos…

-  Sube, que te acerco, le indica aproximándose a ella para que monte a caballito sobre su espalda.

- ¡Venga! No tengas vergüenza. Por cierto, soy Mariano, el guarda de Cabaña Verónica, se presenta mientras la chica, con el rostro bermellón se acomoda.

-   Gracias. Yo soy Celia. ¿Podrás conmigo?

-   Chiquilla, si no pesas nada. Estoy acostumbrado a portear...

Cesa su evocación. La niebla ha cubierto el valle formando un precioso mar de nubes. Se gira y ofrece un brindis en dirección al Tesorero.  Fabula que, fundido para siempre con la caliza que lo abraza, su amigo  le sonríe desde la cumbre, siempre con el "talki" a la escucha...
    









El refugio Cabaña Verónica fue inaugurado el 13 de agosto del año 1961. Promovido por el ingeniero Conrado Sentíes se construyó utilizando la cúpula metálica procedente de la batería antiaérea del portaaviones estadounidense USS Palau, que se encontraba en un puerto vasco para ser desguazado. Se tardaron siete días en montar la piezas que se subieron a lomos de un caballo. Ubicado en un promontorio rocoso entre Horcados Rojos y el pico Tesorero, en el macizo central de Picos de Europa, fue guardado durante 25 años ininterrumpidamente por Mariano Sánchez, hombre muy apreciado por los montañeros habituales de la zona, y por los miembros de los servicios de rescate, alertados frecuentemente  desde su emisora de radio, vital antes de la llegada de la telefonía móvil. Muchos visitantes ocasionales,  lo recordarán en verano ofreciendo bebidas frías en un cruce del camino al collado de Horcados. Mariano falleció en 2008. El 5 de julio de dicho año sus cenizas fueron depositadas en la cumbre del pico Tesorero. En la base del refugio se instaló una placa que reproduce el mensaje manuscrito que solía dejar cuando bajaba al Cable a portear suministros.  Un hombre que nunca buscó la notoriedad, siempre dispuesto a prestar ayuda y que forma parte del imaginario y de la leyenda de los Picos, recordado con cariño y gratitud por muchos. Sus comunicaciones por radio se iniciaban con la siguientes palabras: "Aquí base polar, bastión inexpugnable, nido de águilas humanas y perla acero de la mar cantábrica".




martes, 24 de mayo de 2016

Mercedes Castro







Poema reclamo

Parece ser
que comer bien
es estar sano.
Por eso no se pueden derramar
lágrimas 
de agua mineral.

Ni siquiera sé escribir
lo que siento.
Y estoy mal,
acorralada y bien cebada,
como el animal condenado
listo para el matadero.

Es bueno ser querida,
pero a veces,
cuando os llamo,
siento como si os debiera algo.
Y no sé si está bien o mal.

Soy delicada.
Deberíais saberlo.
Lo sabéis.

Pero tampoco puedo pediros
que tengáis más consideración
conmigo
de la que es normal en este mundo.

Aunque sea yo.


miércoles, 11 de mayo de 2016

Necesidad



Era un hombre muy afortunado, el tal Nourissier, su historia y la de su país le permitían preocuparse por cosas como la pureza de la juventud, la añoranza del primer amor, las ilusiones perdidas. Un hombre afortunado, sí.

La auténtica verdad, la auténtica verdad demoledora es cuando te das cuenta de que quizá no necesitas el amor de nadie, y de que en eso radica tu libertad, y de que si continúas formando parte de un entramado afectivo, es sólo porque piensas que los demás necesitan de ti.

("Donde nadie te encuentre", Alicia Giménez Bartlett)



Respecto a la segunda cita de esta novela, y para acotar la cuestión de modo preciso, a continuación se reproduce la definición de "necesidad" según el diccionario de la RAE, a pesar de tratarse de una palabra de uso común.


necesidad

1. f. Impulso irresistible que hace que las causas obren infaliblemente en cierto sentido.

2.    f.  Aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir.

3.    f. Carencia de las cosas que son menester para la conservación de la  vida.






jueves, 14 de abril de 2016

Palabras


AH, SÍ

Hay cosas peores
que estar solo
pero a menudo hace falta décadas
para entenderlo
y en la mayoría de los casos
cuando lo entiendes
ya es demasiado tarde
y no hay nada peor
que
demasiado tarde.

Charles Bukowski




A través de la cristalera contemplaba el repicar de las gotas en la superficie del lago, agitada tras el reciente aguacero. Las nubes comenzaban a retirarse y su silueta veloz se proyectaba deformada sobre la ondulada lámina  metálica de agua.


Posó la mirada en un folio doblado por su mitad en el que había anotado, con letra desigual, un puñado de frases compuestas al ritmo del cimbreo de las ramas de los sauces.
  

Disfrutaba jugando con las palabras, paladeando su sonoridad, aquilatando sus significados.  En su concepción narrativa resultaba esencial un texto dotado de fuerte capacidad evocadora, que insuflara estados de ánimo, contagiara impresiones, transmitiera ideas con precisión. El arte de crear mundos, en definitiva. Ahí radicaba la auténtica magia de la escritura. Un poder trascendente e intangible que la sobrecogía cuando se manifestaba en las obras de sus autores preferidos.

Abrió el libro y retomó la lectura interrumpida. Gruesos goterones, notas musicales tocadas al piano en clave de fa, se derramaban desde un cielo opaco produciendo un leve efluvio de vaho al chocar contra el suelo recalentado de mediodía...



sábado, 12 de marzo de 2016

Un lejano resplandor


Tenía un oficio extraño y raro. Pintaba líneas blancas en el suelo. Todo el día pintando líneas. Líneas que separaban. Líneas que unían. Líneas continuas, discontinuas e intersecciones. Su vida era una línea. Soñaba con una línea. Cualquier línea recta que veía le hacía sacar de forma inconsciente el metro del bolsillo y la medía. Al comer, guardaba la línea. Al escribir, no se salía de la línea. Al señalar una dirección, siempre en línea recta. Un día por error, la línea se torció, trato de arreglarla y terminó en un círculo. Había descubierto por casualidad un nuevo objetivo.


Riotogablio (“El oficio”)




La cinta blanca, velada por las hebras de niebla, serpeaba retorciéndose en sucesivos zigzags, enroscándose hacia las cimas que cerraban  el valle. Tras varias horas al volante, rodando sobre la pista  cubierta por una fina capa de nieve, se había sumido en un estado hipnótico permeable únicamente a las notas procedentes del equipo de sonido, que mantenía con el volumen al mínimo para favorecer la concentración precisa: From Darkness de Avisshai Cohen Trio. 

Anochecía cuando coronó el puerto. Allí no había rastro de bruma. El cielo aparecía diáfano. Era un emplazamiento perfecto y recóndito a cuya localización había consagrado muchas jornadas.  

Apartó el coche de la carretera y lo orientó convenientemente. Localizar su objetivo hacia el oeste fue sencillo. Montó el equipo, conectó el portátil y tras consultar los indicadores, efectuó los ajustes oportunos y activó el temporizador a tres minutos, finalizados los cuales, mientras el programa procedía al apilado y procesado de los datos, contempló con fruición el lejano resplandor, jugueteando con una miríada de ideas subyugantes.

Unos pitidos intermitentes la reclamaron. Al observar el monitor, lo que a simple vista era un insignificante punto brillante había adoptado una forma esférica definida. Esbozó una sonrisa al constatar que por mero azar en la imagen aparecía nítidamente el tránsito de una de las lunas del planeta - Europa, según comprobó en las tablas de predicción publicadas en la web de astronomía que consultaba habitualmente - y su sombra proyectada sobre la superficie gaseosa.

En virtud de una circunstancia denominada técnicamente oposición, protagonizada por el Sol, la Tierra y Júpiter, las condiciones para observar al gigante del sistema solar,  rey supremo del panteón romano,  eran especialmente favorables esos días, por encontrarse unos cuantos millones de kilómetros más cerca.

Antes de desconectar el ordenador ejecutó una animación que había guardado por curiosidad: en ella se realizaban sucesivas comparaciones, primero entre los planetas del sistema solar, en el caso de la Tierra y Júpiter la diferencia de tamaño resultaba apabullante. Posteriormente se constataba la insignificancia del Sistema Solar en el conjunto de la Vía Láctea que a su vez aparecía diminuta al lado de otras galaxias fotografiadas por el telescopio Hubble. Un punto entre miles parpadeaba en otra imagen cuando detuvo la presentación: la galaxia UDF-423 a 10.000 millones de años luz. 

Su ánimo no estaba especialmente proclive a la reflexión en aquellos momentos, pero al tratar de imaginar la distancia que la separaba de aquella vibración del universo, una extraña serenidad se adueñó de su conciencia, un latido de lucidez que la proyectó a su vez a un puñado de años luz de la brega cotidiana en la que, por cuestiones que consideraba irrelevantes, se consumían tantas vidas a su alrededor. Sí, una vez más la terapia astronómica ponía las cosas en su lugar...









viernes, 12 de febrero de 2016

Precognición


Vas seguint el riu del temps,
vas buscant uns ulls valents,
un estímul real,
una llum lluny del teu cap,
algú que et dongi la mà.

(Sopa de Cabra "Exilis")







Bajo una luz tamizada por las hojas de los árboles, contemplaba de soslayo el rostro de aquella mujer, su cuerpo, sus manos… Mantenía  el oído atento, concentrada en las escasas frases que dirigía a su interlocutor a través del teléfono portátil,  tratando de evitar que su curiosidad resultara demasiado evidente. Era el suyo un interés que se ceñía a lo profesional. Aplicaba un método informal, fundamentado en la observación de ciertos indicios significativos  que le permitieran iluminar las zonas de sombra donde residían las claves de las que se alimentaban sus perfiles,  sus pronósticos. Lo que comenzó como una habilidad curiosa que se nutría de su carácter,  se había transformado en un modo de ganarse la vida, tal vez poco ortodoxo, en una técnica intangible y paradójica dotada de un elevado grado de fiabilidad y validez.

Tenía delante a una persona cuya expresión, a pesar de que le constaba su relativa juventud, había sito roturada por la vicisitud, que la había precipitado a un envejecimiento incipiente. Sus rasgos  denotaban un agostamiento vital, presidido por una hiperreflexividad mórbida que parecía suministrar combustible a una turbina, que tras centrifugar los problemas normales inherentes a toda vida, los retornaba transformados en problemas psicológicos, convirtiendo  cualquier contratiempo en algo angustioso e irresoluble. 

Ciertamente, no se la imaginaba…


Fue presentada en su primer año de universidad. Su mentor, un profesor auxiliar del cual ni siquiera era alumna, le explicó de modo sucinto lo que se esperaba de ella, y tras obtener su adhesión, que manifestó con una seguridad sin fisuras, como si toda su existencia anterior no hubiera sido más que una preparación para aquel momento, le reveló la norma esencial que debería presidir su labor en lo sucesivo: 

- No profundices, no analices, déjate llevar por tu intuición. Quiero tus primeras impresiones en bruto, sin elaboración. De doctos expertos que nos abruman con sus razonamientos circulares,  ya andamos sobrados.

Sin embargo, en contra de lo que pudiera pensarse, asumía su cometido como  una  gran responsabilidad, aunque nadie le pidiera cuenta por sus posibles errores, cuya tasa  se daba por asumida de antemano.

Un aspecto enturbiaba su vida: cada día le resultaba más difícil aplicar sobre los demás una mirada transparente, sin contaminar; ver más allá era inevitable.  Ciertamente, esta circunstancia le había permitido eludir no pocas complicaciones, pero a costa de una merma en su espontaneidad, de minimizar cualquier incertidumbre, de transitar por un páramo donde la emoción y la aventura no existían, abandonando tras de sí numerosas relaciones calcinadas que lanzaban sobre su conciencia, ahíta  de escepticismo, espesas columnas de humo...



miércoles, 13 de enero de 2016

Cortocircuito


"He vivido unos días de silencio, de augusto silencio. Ni chirriar de cigarras, ni gorjear de pájaros, ni balar de ovejas, y, sobre todo, nada del rumor enloqueciente de las atareadas o alborotadas muchedumbres humanas".

(Miguel de Unamuno)






Sostiene un café humeante entre las manos. A través de los vapores que emanan de la taza, de las errantes volutas, observa con cierta aprensión el ordenador portátil que reposa sobre el escritorio. No ha abierto su tapa en las últimas semanas. Desde aquel día.


Había anochecido. Sobre el denso  silencio reinante en la habitación  se perfilaba el zumbido emitido por el ventilador del viejo aparato, funcionando a plena potencia para tratar de refrigerar el procesador sometido a una elevada y continua demanda de actividad. Como por descuido reparó en la fecha del correo que acababa de recibir. En un rápido cálculo constató que prácticamente había transitado el otoño recluida en casa, evidencia que la sumió en la zozobra.  Súbitamente experimentó cómo el calor irradiado por el silicio se trasladaba a su propio cuerpo. Fue una llamarada vívida y abrumadora que casi le cortó la respiración, imprimiendo un feroz redoble a su corazón. Una ráfaga de ideas inconexas se adueñó de su conciencia. En un impulso de supervivencia se abalanzó sobre la ventana abriéndola con furia, se apoyó en el alféizar boqueando para buscar con desespero el aire gélido del exterior. Transcurridos unos instantes, ralentizados en su percepción, en pugna por serenarse se dejó caer exánime en la cama. Una imagen remanente fija en su pensamiento: la fina arena  del tiempo goteando inexorable entre sus manos apretadas, derramándose a sus pies, bajo la atenta mirada de una gárgola de sonrisa grotesca. Después, únicamente la oscuridad y un duermevela angustioso.

Se levantó aturdida antes del amanecer. Trastabillando entre el cúmulo de envases vacíos de comida preparada y vasos de plástico, sorteando el desorden, se dirigió a la ducha.  Un aguijonazo de inquietud le sobrevino al observar de refilón su propia silueta, irreconocible,  reflejada en el espejo. Bajo el agua trató de evocar su vida anterior, tan distinta. Acopió la escasa motivación y la energía de que disponía...


Ahora, tras el retorno,  frente al fuego que comienza a caldear la estancia, toma conciencia de los músculos de su cuerpo, cincelados por el esfuerzo sostenido. Sus facciones traslucen el efecto salutífero de su estancia prolongada al aire libre. En su mente diáfana, se ha instalado el anticiclón dispersando la nubosidad provocada por la anhedonia. Regresa de los caminos tras reencontrarse con los antiguos hábitos dormidos en su memoria,  impregnada de  sutiles aromas, reconfortada por el aire fresco y húmedo,  vigorizada por  el rasponazo de los elementos.

Veloz intento de compensar el tiempo derrochado, de recobrar la lucidez y la esperanza…