lunes, 25 de julio de 2016

Donde los escorpiones





Quien teme morirse se muere varias veces al día, todos los días de su vida. Quien no, se muere cuando le toca y ya está.

[...] hay un momento en la vida en el que uno acepta que todo cuanto es y tiene no pasa de ser una contingencia a la que tampoco hay que exagerar el apego [...]

Hace tiempo que opté por el estoicismo [...] No esperar nada, aceptarlo todo, no formular quejas más que contra ti mismo. [...] Evita frustraciones. Al final no está en tu mano garantizar que nadie, aparte de ti, te haga el menor caso.

[...] al menos logré parar el golpe. Si lo analizas, al final la vida es eso, casi todo el tiempo; o por lo menos la vida de aquellos que, por lo que sea, no nacimos para colmar las expectativas que los demás dan en poner en nosotros.

"Donde los escorpiones" (Lorenzo Silva)


miércoles, 20 de julio de 2016

Tendencias en Ciencia Cognitiva


Al levantar los ojos de aquel libro,
leyó el amanecer en un campo de nubes
que incendiaba la luz. Era el final del viaje,
casi el final de la novela [...]

(Fragmento de "Realismo" ,Luis García Montero)





Esbozando una sonrisa apartó a un lado la revista,  cuya cabecera  “Tendencias en Ciencia Cognitiva” le sugería algo relacionado con la moda o tal vez con la decoración, y se dedicó  a  la mera contemplación  hedónica de las numerosas personas que transitaban por la plaza, aventurando hipótesis, fundadas en impresiones fugaces, acerca de sus circunstancias, sin preocupación alguna por su verosimilitud.

Había estado repasando un artículo cuyo autor, entusiasmado por los resultados de su estudio reciente,   creía delectar una serie de conclusiones al amparo de las más modernas técnicas de resonancia magnética, plasmadas en numerosos gráficos en los que se mostraba  mediante puntitos brillantes y coloreados la activación de diferentes zonas del cerebro, y sin embargo adolecía de una bochornosa reiteración. Se trataba de una estrategia que había contaminado los procedimientos de la Psicología y que, lejos de remitir, amenazaba con destruir una tradición secular de buena praxis, un mar en el que los investigadores mediocres calaban sus redes indiscriminadamente a la búsqueda de cualquier tópico resultón al que aplicar sus dudosos procedimientos.

El destilado de conocimiento se resumía en  siguiente  “abstract”, por supuesto redactado en inglés, que siempre aporta un plus de enjundia: “Leer ficción fomenta la empatía. Los lectores pueden formarse ideas sobre las emociones, las motivaciones y las ideas de los otros y trasladar esas experiencias a la vida real”. “Los escritores no necesitan describir escenarios de forma exhaustiva, solo tienen que sugerir una escena y la imaginación del lector hará el resto”.
 
Tratando de olvidar la vacuidad pegajosa que impregnaba el  texto, se sumió unos instantes en el deleite que le producía saborear la cerveza, y durante un momento su mirada se cruzó con la de la joven patinadora que, esquivando a los viandantes en un alarde de pericia, abocaba la estrecha calle en dirección al puerto. 

Vidas constituidas por lecturas, por músicas, por anhelos, sin solución de continuidad con lo que el prejuicio define mediante el término “realidad”, la vida tangible presente en cada poro de aquella ciudad...