[...] Y de la muerte qué decirte. Si estás vivo,
no tienes sensación de estar muerto, y si has muerto
no tienes sensación alguna. ¿Por qué entonces
ibas a preocuparte de la muerte? Vivir
cada mañana como un triunfo, una victoria:
ahí tienes el camino que conduce a la calma.
Tenemos que arrancar cada día del sueño
con el motor puesto a punto y la ilusión incólume,
recién lavados en la sangre de un dragón
al que hemos dado muerte con nuestras propias manos.
Mientras ese dragón hecho de oscuridad
vuelve a juntar los mil y un pedacitos
en que lo hemos trocado por unas cuantas horas,
hay tiempo suficiente para saborear
el triunfo de estar vivos.
Luis Alberto de Cuenca (Le jour sort de
la nuit comme d'une victoire)
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