La rutina, no es lo que se hace a diario, es lo que de vivir se olvida.
(Chema Jiménez, "Bien ¿Y tú?")
Casi
todos lo denominaban felicidad, término que
rechazaba rotundamente por considerarlo demasiado pomposo, estático y grandilocuente, siempre etéreo e inconcreto, y en consecuencia muy poco operativo.
Su
conceptualización era más tangible
y funcional, sin por ello resultar carente de emoción. Se circunscribía, en esencia, a la adecuada gestión
de las expectativas, a la utilización, para entretejer los proyectos vitales, de todos aquellos
materiales básicos cuyo aporte fuera conveniente en cada circunstancia.
Acogerse
a este constructo soslayaba peligrosos escollos, y abría ante su mirada
inquieta y curiosa una amplia y multicolor paleta que se intuía plena de posibilidades verosímiles…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Tú cómo lo ves?