sábado, 15 de noviembre de 2025

Ahora es la eternidad



En el fondo de la silenciosa cubeta glaciar, la primavera se hacía patente en la inexorable fusión de   los  hielos invernales. Los últimos bloques que resistían la tibia caricia crujían ocasionalmente, fragmentándose en  efímeros y afilados diamantes que rodaban ladera abajo, generando una estela de chispas de polvo de nieve.

Su mirada, saturada de azules, contemplaba una lasca de eternidad, el minúsculo instante  que la vida le había otorgado.  Ahora era el momento de abrazarla, de apresar el intangible instante en el que transcurría su existencia. 

Agotado el crédito, asistiría a su propio fin; después, ella no existiría en el marco temporal actual, tampoco en cualquier escala alternativa concebible, ni en aquel lugar, ni en ningún otro imaginable...


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