sábado, 22 de noviembre de 2014

Lenitivos






La Sierra devuelve en energía y salud el esfuerzo gastado en conocerla.

Constancio Bernaldo de Quirós

 ("Guía Alpina del Guadarrama", 1909).






Extrajo de su mochila una reciente edición facsímil de "La Pedriza del Real De Manzanares", un clásico de Constancio Bernaldo de Quirós publicado en 1922 que siempre portaba encima, y concentró su atención en el fragmento final del prólogo que, como un íntimo y simbólico ritual, siempre le agradaba releer al concluir sus recorridos. En él  su autor justifica lo apropiado de su presentación en formato de bolsillo "puesto que se destina a que sus copias sean llevadas al lugar mismo que constituye su asunto y leídas a la vista de los heroicos paisajes pedriceños, en pleno aire libre y bajo la ruda intemperie de su ambiente, tan violento en la caricia como en el zarpazo, o en el interior del querido "Albergue Giner", que muestra desde su amplia ventana todo el panorama del impresionante Circo de La Pedriza Posterior, invitando a la osadía de las escaladas".



Levantó la vista del libro y paseó la mirada por las irreales formas pétreas que la circundaban: moles rocosas en inverosímil equilibrio, los estrechos pasadizos que había atravesado reptando, callejones alambicados tras los que siempre se ocultaba alguna grata sorpresa, caprichosas figuras de enigmática toponimia (La Bola de los Navajuelos, El Torro, La Pared de Santillana...) entreveradas  con la mancha áurea de la otoñada en sazón. 




Conectó el reproductor mp3, y arropada por la luminosa trompeta de Lew Soloff escogió un pasaje al azar que comenzó a leer con fruición.





La música, los libros, un paisaje, la armonía de su cuerpo vibrando en pleno esfuerzo: lenitivos en los que buscar refugio frente a una sociedad ramplona y asfixiante cuya iniquidad  se le mostraba esplendorosa bajo el potente foco de su propia lucidez... 


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