sábado, 14 de marzo de 2015

Arturo Pérez-Reverte . Hombres Buenos


“Fragua así, despacio, el vínculo solidario, cada vez más estrecho, que es común a las naturalezas nobles cuando éstas se aproximan a causa de compartir imprevistos, afanes o aventuras”. 

("Hombres Buenos",  2015)





“Yo soy escéptico, más bien duro, amargo, al juzgar al ser humano, pero esta novela me ha hecho un efecto terapéutico al obligarme a ponerme en el lugar de gente buena. He llegado a ver que la gente buena existe y que es posible vivir instalados en la cultura, el diálogo, la amistad, la educación y la esperanza. El almirante y Hermógenes me han convencido. Ahora hablo del ser humano con menos dureza”.

(De la entrevista a Arturo Pérez-Reverte publicada en El País 14.03.15 a raíz de la edición de su última novela "Hombres Buenos").


"Lo triste es que hemos llegado a una degradación intelectual tal que ser bueno es ser tonto" (en 20 minutos).


"La razón, la educación y la cultura son las únicas armas frente al fanatismo y la estupidez de los seres humanos" (Diario de Cádiz).

La única redención posible es la cultura y con cultura me refiero a educación. Cultura [...] lo que te permite escuchar a la gente (malvada) [...] y escuchándolos aprender los mecanismos del mal y a precaverse de ellos.


“Por eso es tan grave el desmantelamiento que, desde 1936 para acá, han hecho todos los gobiernos. [...] Eso nos deja en una situación delicada con respecto al futuro". (Vozpópuli).

"La cultura de verdad, la que forma generaciones lúcidas, responsables, dialécticamente capaces, con ideas... eso desde 1936 no ocurre". (La Razón)

"Educar a los jóvenes, no para ese mundo nuevo y maravilloso que nunca va a existir y que cuando se enfrenten a él se les caiga todo el castillo de naipes, sino para decirles que siempre hay un iceberg delante del Titanic, que siempre hay un tsunami en la playa paradisíaca. Educarlos para eso: para sobrevivir, para soportar, para no ser excesivamente infelices en un mundo que se acaba. Dotarlos de las herramientas intelectuales, morales y de solidaridad del peón del tablero para que puedan soportar el dolor y la soledad y el fracaso del mundo que viene. En mis novelas, los personajes con los que trabajo son, justamente, personas que buscan mecanismos para sobrevivir a ese final del mundo. Ahí estoy: es posible sobrevivir, pero no colectivamente. Ya no es posible la barricada todos juntos. Eso no. Pero sí es posible a través de combates personales, amigos, grupos pequeños, solidarios, francotiradores que se montan su primera trinchera". (apertura.com)






Un fragmento de la novela:



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