domingo, 10 de mayo de 2015

Era una mañana y abril sonreía

"Tiempo es el paso de nuestra conciencia 
por la eternidad" 

(Juan Ramón Jiménez)




En los siguientes versos quedan plasmadas  con belleza y sencillez algunas claves esenciales cuya asunción nos pone en el buen camino para dotar a la vida de cierto sentido y significado personal. Contienen, en unas pocas líneas, un destilado de sabiduría fundamental que hemos de repetirnos con frecuencia, como un mantra, sin bajar la guardia, atentos al hastío y a la desesperanza que siempre al acecho buscan su oportunidad para armar barreras y obstaculizar nuestros objetivos.

Así, con la lección aprendida, ayer nos lanzamos al mayo del Guadarrama un grupo de amigos, al encuentro de la alegría, sin esperar a que pase de largo por delante de nuestra puerta. Y puedo asegurar que nos encontramos con ella...





XLIII


Era una mañana y abril sonreía.
Frente al horizonte dorado moría
la luna, muy blanca y opaca; tras ella
cual tenue ligera quimera, corría
la nube que apenas enturbia una estrella.

Como sonreía la rosa mañana
al sol del oriente abrí mi ventana;
y en mi triste alcoba penetró el oriente,
en canto de alondras, en risa de fuente
y en suave perfume de flora temprana.

Fue una tarde clara de melancolía.
Abril sonreía. Yo abrí las ventanas
de mi casa al viento... El viento traía
perfume de rosas, doblar de campanas...

Doblar de campanas, lejanas, llorosas,
suave de rosas aromado aliento...
...¿Dónde están los huertos floridos de rosas?
¿Qué dicen las dulces campanas al viento?

Pregunté a la tarde de abril que moría:
¿Al fin la alegría se acerca a mi casa?
La tarde de abril sonrió: la alegría
pasó por tu puerta -y luego sombría:-
pasó por tu puerta. Dos veces no pasa.

(Antonio Machado)




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