Tras
el desayuno ritual, nos dirigimos al comienzo de nuestro recorrido, elegimos
efectuar uno de nuestros clásicos pero
variando el sentido de la marcha y combinando varios de sus tramos de modo
diferente al más frecuente. No sentimos demasiado frío, aunque estamos algún
grado bajo cero (-5,5 ºC
marcaba el coche a las 7,30 h.).
Poco a poco se ha ido levantando un viento frío y a rachas fuerte que nos llega desde las cumbres, afortunadamente estamos en una zona arbolada, abrigada, que nos aporta cierta protección. Entre tanto el cielo se ha ido cubriendo.
Cuando culminamos la subida, paramos para abrigarnos e hidratarnos con el termo de té verde antes de iniciar el descenso, en el cual ya, con el pulso calmado, podemos charlar, filosofar, compartir la alegría de tener nuevamente las baterías cargadas, esbozar futuros planes...
Poco a poco se ha ido levantando un viento frío y a rachas fuerte que nos llega desde las cumbres, afortunadamente estamos en una zona arbolada, abrigada, que nos aporta cierta protección. Entre tanto el cielo se ha ido cubriendo.
Cuando culminamos la subida, paramos para abrigarnos e hidratarnos con el termo de té verde antes de iniciar el descenso, en el cual ya, con el pulso calmado, podemos charlar, filosofar, compartir la alegría de tener nuevamente las baterías cargadas, esbozar futuros planes...
Le
dedicamos al asunto casi cuatro horas, a buen ritmo, sostenido pero no
extenuante, aproximadamente 900
metros de desnivel positivo y unos 15 km.
Dejamos
los trastos en el coche, nos ponemos cómodos, y directos a disfrutar de un
reconfortante cocido regado por un Ribera del Duero, junto a la chimenea, reconfortados por su calor. Nuestra actividad no está reñida, según la concebimos
nosotros, con los placeres gastronómicos, de hecho ambos se potencian.
Hoy volvemos pronto a casa… A pesar de nuestra "locura" hay compromisos sociales que cumplimos…
Ahora, tras la mañana que hemos disfrutado, ya tememos la jornada más que justificada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Tú cómo lo ves?