[...] la inmensa mayoría de la gente se abrasa y consume en la fiebre de los negocios, en la de la política, y hasta en la del pensamiento y el estudio (tan grave y dolorosa como las demás) o se aburre en la estéril pereza [...] anémica vida ultra-urbana; pero es por muchos modos impotente, y en particular por lo que desconcierta con el tono general de esa vida, para compensar su desequilibrio y labrar en las honduras del espíritu camino de regeneración y de progreso.
Francisco Giner de los Ríos (Paisaje, 1886)
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