Podríamos definir un glaciar como una gran masa de hielo que se origina por compactación de la nieve, en los lugares en donde anualmente su aporte supera la cantidad que se elimina por fusión, y que fluye por gravedad a favor de la pendiente. Los glaciares más meridionales del continente europeo se encuentran enclavados en el Pirineo aragonés, y padecen una situación de progresiva regresión, en algunos casos ya desaparición, que se ha acentuado en las últimas décadas. Desde 1894 los glaciares españoles han perdido casi el 90% de su superficie. Son restos de enormes extensiones de hielo de decenas de kilómetros de longitud que labraron profundos valles.
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La Maladeta (1988) |
A finales del siglo XIX la superficie de los glaciares españoles llegaba a las 1.779 hectáreas (3.300 si tomamos en cuenta la vertiente francesa). En 2008 la superficie se redujo a 200 hectáreas (179 más en Francia), fenómeno global en todo el mundo.
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Comparativa Glaciar del Aneto |
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La Maladeta (1871)
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Comparativa glaciar de La Maladeta
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Comparativa
glaciar del Monte Perdido |
En el siglo XVI comenzó la conocida como Pequeña Edad del Hielo que supuso hasta 1860 una extensión de los glaciares en el continente europeo. Desde entonces el retroceso ha sido permanente y acelerado en los últimos años, al parecer ligado a la actividad humana.
Es importante señalar que la desaparición en superficie de la masa helada se produce en último término tras el adelgazamiento interior progresivo, es decir, actualmente parte de la superficie del terreno glaciar que aparentemente se mantiene, está sufriendo un deterioro interno que posteriormente evidenciará sus consecuencias.
A modo de ejemplo, el glaciar de La Maladeta ha perdido desde 1991 el 50 % de su superficie (actualmente 25,32 hectáreas), incrementándose el ritmo desde 2010 (el 8%).
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Trabajos de control en el glaciar de La Maladeta |
Desde 1994 ha perdido 16 metros de espesor medio, 35 metros en su parte inferior.
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