domingo, 9 de marzo de 2014

Huyendo del Centro Comercial Parque Nacional Sierra de Guadarrama





Sábado. Primer día del año en que el buen tiempo se manifiesta rotundamente: el cielo diáfano, los riscos albos, el aire fresco a primera horas que se va templando a medida que el sol emerge... 

El espectáculo es dantesco:  las montañas transmutadas en centro comercial, el personal arrojándose por cualquier ladera nevada a lomos de una tapa de taza de váter, la basura (he visto a algunos arrojar sus geles vacíos o sus envoltorios de barritas, como en la tele, porque su rendimiento es lo único que cuenta), el abandono (para nuestros políticos la naturaleza es una mercancía más), la aglomeración propiciada por la bonanza meteorológica y la consiguiente gran afluencia de público a los lugares más accesibles en coche... 


Se hace necesario poner en práctica un plan alternativo que nos aporte satisfacción  paisajística y serenidad, que  nos acelere el corazón, tanto en el sentido poético como en el fisiológico de la expresión, al tiempo que nos evitamos los inconvenientes de la masificación. Afortunadamente,  siempre existe en el repertorio alguna opción que se ajuste a cada circunstancia. 





Partimos del bosque  y sin tregua subimos durante un par de horas hasta una de las mejores atalayas del Guadarrama. Frente a nosotros,   en cualquier dirección que miremos, solo hay lugar para la belleza y la soledad plena, tan deseada hoy.












La Mujer Muerta


Montón de Trigo



Bola del Mundo y Cabezas de Hierro


Vertiente segoviana: Peña Citores, Peñalara, Claveles, Pájaros...


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