domingo, 17 de agosto de 2014

Tocar en directo


Ahora te veo ahí y me das miedo una vez más,
siento que tú me miras, a veces dudo si me ves,
no importa, ahora da igual, estoy pensando en mí.
¿Qué puedo hacer por ti? Intenta pasarlo bien.
No voy  construir un himno con mi voz,
ya lo intenté, una y otra vez, y me perdí.

Ahora quiero que entiendas que solo soy uno más
y si me ves de vuelta, me queda mucho por llegar.
Ya ves, esto es así, y esta es mi gran verdad,
no he perdido la ilusión, no me interpretes mal.
Quiero cantar, quiero seguir así,
debo pensar que lo hago por mí, aunque estés ahí.

Cantar, cantar, es algo más que una intención,
cantar, gritar, hasta que aguante el corazón.

(Asfalto, "Más que una intención")







Hace unos días, navegando por la red, recalé en un foro donde se debatía qué objeto tiene y a qué normas debería ceñirse un blog. Como es habitual se manifestaban encendidas opiniones diametralmente opuestas.

De lo tratado en el debate referido, destacaría especialmente dos cuestiones: qué motiva la apertura de un blog y qué calidad ha de tener el contenido del mismo.

Cada bloguero posee su punto de vista y su opinión al respecto, por lo que me limitaré a exponer brevemente cómo lo veo yo:

No busco en la confección de los contenidos la máxima elaboración, sino plasmar las impresiones que las diferentes actividades que son foco de mi interés, - que constituyen en gran manera  mi propia personalidad - y las vicisitudes vitales me producen. Se trataría de textos redactados a vuela pluma, tomas "en directo de la mesa de sonido", sin demasiada "postproducción" , procurando, eso sí, dotarlos de tanta  calidad como, en dichas condiciones, me sea posible. 

La vida transcurre deprisa, cada día nos aporta nuevas experiencias que llaman nuestra atención y muchas de ellas tienen su reflejo en el blog de diferentes modos: pequeños relatos, opiniones manifiestas, fotografías, inclusión de textos de otros autores sobre cuestiones que me interesan...

Me atrae especialmente la inmediatez de internet y su ubicuidad, la posibilidad de lanzar mensajes en la botella que no sabes quién recibirá. Retomando el símil musical: una grabación en estudio puede alcanzar la perfección, pero  ¿Quién se resiste a tocar en directo? 

Hay algo que me gustaría matizar, y que se halla implícito en la letra del tema de Asfalto que se reproduce más arriba: según yo lo concibo, ante todo, el blog posee auténtico significado para su autor, que a través de él canaliza sus inquietudes, trata de dar respuesta a sus interrogantes, deja constancia de sus experiencias o ejerce una suerte de catarsis en otras ocasiones... 

Se desea que, tras su lanzamiento, las sucesivas entradas interesen a los potenciales lectores,  quizá que les despierte inquietudes soterradas... En cuyo caso, por supuesto, la alegría sería inmensa, y se alcanzaría el segundo objetivo perseguido: comunicar, conectar... La responsabilidad para con los posibles receptores, por pocos que fueren, redobla el interés del autor por presentar un trabajo digno. 

Dudo de la posibilidad de realizar el camino inverso, del lector al autor.

El blog se nutre de la propia vida y a su vez la dota de mayor intensidad, constituyendo un circuito de realimentación que incrementa la potencia de sus componentes y los diversifica.


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